[Noviembre 2021]
Ascendemos a la Montaña Vinicunca o también conocida como "Rainbow Mountain", "Montaña Arcoíris" o "Montaña de los Siete Colores", situada a una altitud aproximada de 5.200m, en el Macizo de Ausangate, en Perú. Escogemos esta actividad en nuestra estancia en el país como una bonita excursión ascendiendo al capricho geológico que es este sesgo mineral que refleja hasta siete colores por su pluricomposición mineral, perfecto mirador al inmenso Nevado de Ausangate, que nos sirva a su vez de aclimatación para la futura ascensión de aquí a unos días al Volcán Chachani de 6.075m.
Para la logística de esta jornada contratamos los servicios de la Agencia Waqrapukara Travels, con Reinaldo "Picasso", quienes gestionarán los enlaces a la aproximación en una furgoneta 4x4, recogiéndonos en Cusco y acercando al grupo hasta el punto de comienzo de la ruta. Para ello desayunaremos antes en Cusipata donde termina la carretera asfaltada y posteriormente continuaremos por camino de tierra hasta PampaChiri.
[Monte Vinicunca, 5.200m]
Se realizará para la jornada un total de unos 10kms, con un desnivel de unos 500m, en unas 4h a ritmo muy tranquilo. A tener en cuenta una buena aclimatación para prevenir el mal de altura, cosa que llevábamos justa en nuestro caso y nos lo hizo pagar, una buena forma física y observar las condiciones meteorológicas.
[Vistas desde PampaChiri]
[Salimos de PampaChiri, la zona donde termina la pista de tierra]
Salimos desde PampaChiri, a uos 4.600m, asentamiento de la comunidad indígena que gestiona el acceso a la ruta y que gestiona este valle. Realizados los trámites y pagadas las tasas de acceso nos equipamos y disponemos a iniciar la ruta.
[La primera parte de la ruta]
El numeroso grupo iniciamos el ascenso. Notamos bastante la altura. Paso a paso la cabeza nos recuerda que llevamos una aclimatación un poco justa para ascender a más de 5.000m, tras apenas llegar a Lima hace tres días a 0m, una noche en Cusco a 3.500m y otra noche en Aguascalientes a 2.500m. En cualquier caso tenemos muchas ganas de romper la barrera de los 5.000m de altitud y nos sobreponemos al malestar.
Llegamos en pocos minutos a una plataforma donde se sitúa el control. Hacemos una foto de grupo para el recuerdo.
[Foto de grupo]
A lo largo del ascenso progresa un cómodo sendero, más bien tipo pista de tierra. No tiene pérdida y lo hace muy accesible. La subida es constante pero muy suave. La única dificultad que observamos es la lucha de uno mismo con la altitud, que dependiendo de como afecte el mal de altura se hará fácil o menos fácil.
Tras una hora aproximadamente empiezo a tener problemas. El mal de altura se traduce en dolor de cabeza, mareos y problemas gástricos. Evacúo el desayuno, que no me ha sentado del todo bien y con cierta debilidad continúo el resto de la jornada.
A mitad del camino aproximadamente encontramos puestos de población local vendiendo suministros, viajes a caballo, souvenirs y ambientando esta ruta tan turística con vestidos tradicionales y unas simpáticas y adornadas llamas.
[Con nuestras amigas las llamas]
Seguimos ascendiendo, gestionando las fuerzas y el mal de altura. Paso a paso. Sin prisa. Lo importante es disfrutar el camino y completar la jornada prevista.
La subida constante y suave llega a su tramo final donde inicia un ascenso algo más mantenido. La pendiente aumenta y con ello el esfuerzo. Seguimos manteniendo el ritmo y tratando de no venirnos abajo. Paso a paso. Respirando.
[Seguimos]
[Vista atrás al valle por donde venimos]
[El mal de altura haciendo estragos. Respirando y sin parar]
[Ante nosotros el Monte Vinicunca,
también conocida como Montaña de Siete Colores o Rainbow Mountain]
Nos encontramos ya muy cerca. Nos queda un repecho final que se puede afrontar por una especie de escalones más directos o seseando para ganar altura. De este modo alcanzaremos el punto que se conoce como la Montaña Vinicunca, a 5.200m. Encontramos bastante gente.
[El sendero lleva sin pérdida al objetivo de la jornada. Muy cerca. Ya lo tenemos. Últimos metros]
Llegamos así a la Montaña Vinicunca, a 5.200m. Muy contentos realizamos alguna foto de rigor para el recuerdo. Hemos superado la barrera de los 5.000m por primera vez. Nos ha resultado duro por la falta de aclimatación, conscientes que la misma ruta en cota baja sería un paseo. Recuperamos el aliento y estabilizamos el cuerpo, que acumula malestares varios. Disfrutamos el momento y el lugar, a las faldas de Nevado Ausangate, rodeados de una belleza natural insólita, ante el capricho geológico de los Siete Colores de origen mineral en el paso de montaña que acabamos de coronar. Apuntar que si bien, resulta una especie de antecima o cima secundaria de otras mayores de alrededor, siendo este punto interesante como mirador pintoresco más que como una cumbre de entidad por sí misma.
[Foto de rigor en el Monte Vinicunca, a 5.200m de alura]
[Alguna foto más para el recuerdo de este capricho geológico. Precioso]
Según la Oficina del Paisaje Cultural de Cusco, las coloraciones de la montaña de los 7 Colores se deben a la composición mineralógica que tiene: el color rosado es por la arcilla roja, fangolitas (fango y arilitas (arena)). El Blanquecino, por la arenisca cuarzosa y margas, ricos en carbonato de calcio. El rojo por compuesto por las arcilitas (hierro) y arcillas pertenecientes al terciario superior. El verde se debe al compuesto de filitas y arcillas ricas en ferro magnesiano. El pardo terroso es producto de fanglomerado compuesto por roca con magnesio perteneciente a la era cuaternaria. Y el color amarillo mostaza por las areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados.
[Vista al valle por donde accedimos, en pleno Nevado Ausangate]
Sin mucho más tiempo en lo alto. Planteamos el descenso. El mejor remedio para el mal de altura es descender, por lo que a pesar de disfrutar de este momento al máximo, reconocemos que necesitamos darnos un respiro y mitigar los efectos de la altura sobre nuestros cuerpos. Tomamos el mismo sendero de vuelta.
[Iniciamos el camino de vuelta]
[Una bella estampa]
[Lenguas Glaciares del Nevado de Ausangate]
El descenso se hace más fácil que el ascenso, como suele ser habitual. Si bien voy sintiendo mejoría, Soraya quien se encontraba mejor que yo se empieza a encontrar peor. Nos animamos mutuamente y conseguimos completar el descenso a ritmo tranquilo pero constante.
[A veces el tiempo se para y formamos parte por un instante de una harmonía superior]
[El sendero de vuelta nos devuelve a Pampachiri]
Llegamos de vuelta a PampaChiri, donde nos recogerá el vehículo 4x4 para la vuelta por la carretera de tierra y a almorzar a Cusipata tras el ajetreado viaje.
Terminamos así la jornada de hoy. Muy intensa. Llena de emociones encontradas, desde una alegría muy grande al vernos superar la barrera de los 5.000m de altitud por primera vez y alcanzar la Montaña Vinicunca a 5.200m, hasta los momentos de sufrir los efectos de un mal de altura acusado y plantearnos a su vez cómo va a ser para nuestros físicos la futura ascensión de aquí a unos días al Volcán Chachani de 6.075m. Qué emocionante es todo en Perú. Seguimos con la aventura. ¡Hasta la próxima!
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